#ElPerúQueQueremos

Gratitud por Mis Torturadores

En este extracto de La Meditación Salvó Mi Vida, un Lama tibetano explica como los carceleros chinos le enseñaron más sobre la compasión que sus maestros budistas.Tomado de https://tricycle.org/trikedaily/gratitude-for-my-torturers/

Phakyab Rinpoche, Sofia Stril-Rever

Publicado: 2017-05-17


Tras haber escapado de una prisión china, el Lama tibetano Phakyab Rinpoche viaja a los EEUU como refugiado y es tratado en el hospital Bellevue de la ciudad de Nueva York por un dolor severo en su tobillo que eventualmente degeneró en gangrena. En el siguiente extracto de su libro, La Meditación Salvó Mi Vida, el Maestro tibetano de Budismo recuerda el proceso de admisión al programa para refugiados y las maneras diferentes en que él y sus doctores veían a sus torturadores.

La entrevista con la psicóloga para la admisión al Programa para Sobrevivientes a la Tortura durará dos horas. Sé que estas dos horas removerán muchos sufrimientos, en primer lugar, mi situación actual como refugiado. He sido recibido con tremenda generosidad en el hospital Bellevue. Sin embargo, llegado a este punto, lo he perdido todo, incluyendo mi salud. La entrevista también revivirá la vergonzosa negación de la propia humanidad a la que fui sometido en las prisiones chinas. Ya no ser humano, ser reducido a un despojo despreciable de la sociedad con un cuerpo desmantelado, desmembrado por la tortura, humillado por tratos denigrantes; ¿cómo poder explicar todo esto a seres humanos cuya integridad física y moral nunca ha sido pisoteada? Se sentirá como si estuviera atacando su humanidad intacta al exponer mi propia humanidad violada.

Nunca he contado a nadie mi experiencia en prisión, ni a mi gente cercana ni a mis maestros. Cuando me encontré con el Dalai Lama, luego de mi fuga, no fue necesario que le describa mis torturas. Él sabe demasiado bien lo que sucede en las prisiones del Techo del Mundo. Sin preguntarme nada, él me abraza en silencio. Luego, simplemente dice: “¡Tres meses de prisión y tortura! ¡Es una terrible ordalía! ¡Pero para otros dura 10, 20 años; a algunos los mata!”

Entendí entonces cuán importante es poner el propio sufrimiento en perspectiva, no encerrarse en un pasado doloroso que extiende indefinidamente la penuria. Cuando eso sucede, nos convertimos en nuestro propio torturador.

El 17 de junio del 2003, en la oficina del Programa para Sobrevivientes a la Tortura, estoy reunido con la psicóloga, una joven mujer sonriente con ojos azules de muñeca. Sus maneras son expresivas y su amabilidad convencional, ambas características de las relaciones sociales en los EEUU. Aún no me había acostumbrado en las semanas que habían pasado, y debo haber parecido muy áspero a algunas personas con las que hablaba. En realidad, mi cultura no es muy exuberante.

Aunque puedo ver los intentos de esta joven de ser genuinamente benevolente y estar abierta a mi historia, rápidamente surgió un malentendido entre nosotros tan pronto como mencioné mi detención y torturas. Rápidamente me di cuenta de que los occidentales son fácilmente indulgentes con la victimización. Esto explica su sorpresa y su completa falta de comprensión cuando bromeo sobre los maltratos que sufrí en prisión.

Eventualmente, en su reporte, la psicóloga del Bellevue afirmará: “El estado anímico del Sr. Dorje era estable, sin embargo, parecía inapropiado en algunos momentos. Por ejemplo, estaba sonriente y animado e incluso se reía al describir en detalle las torturas en prisión y su sobrevivencia.”

Ella hubiera entendido mejor mis sentimientos si yo hubiera actuado como saco de boxeo y me hubiera expresado con un lenguaje lastimero y quejumbroso. Entonces, hubiera empatizado y sin duda hubiera compartido mi llanto, mi indignación, mi ira, mi odio hacia mis torturadores. Durante la entrevista, tuve la impresión de que me estaba tratando de acorralar y deseaba que acuse a mis torturadores. Fue entonces cuando estallé de risa.

¿Cómo podría asumir un odio que no siento?

En realidad, ese día, aunque yo era sólo un refugiado sin un centavo y un hombre enfermo con una pierna gangrenada, yo no era la víctima. Las víctimas eran mis carceleros. Yo ya había abandonado la prisión, pero, ¿qué hay de ellos? ¡Ellos estaban encerrados en un espiral vicioso que los perseguiría durante esta vida y muchas otras por venir!

La psicóloga no comprendió que yo me reía del absurdo de odiar a quienes habían mostrado tanto odio por mí. Durante mi encarcelación, me encontré muchas veces estupefacto con la idea de que gente que no me conociera, y a quién nunca le había hecho daño alguno, pudieran torturarme implacablemente. Además, yo había meditado largamente en la causalidad kármica. Lo que me estaba pasando era sólo el resultado, la consecuencia, de un espíritu negativo y pensamientos negativos que en vidas previas me habían dirigido a causar dolor a otros seres, ambos, humanos y no-humanos. Mis torturadores no eran mis enemigos. El verdadero enemigo no está fuera de nosotros. Debe ser confrontado en nuestro interior. Toma la forma del egoísmo, apego, autoindulgencia. Entonces, me estaba riendo de lo absurdo que eran el odio, la sed de venganza y la ira. Al reírme, tenía la esperanza de relajar a la psicóloga. Pero sólo logré ponerla más tensa.

A veces, cuando pienso en el mal karma acumulado por los oficiales de la Policía Armada Popular que me torturaron, siento tremenda compasión por ellos. Me mueve hasta las lágrimas, rezo por ellos más que por ningún otro. Y los he perdonado por completo. Es sólo gracias a mi perdón, que un día, tan pronto como sea posible, espero, ellos se liberen de su karma infernal.

En apariencia, ellos eran los torturadores y yo la víctima. Pero, en realidad, todos éramos víctimas. Yo era su saco de boxeo físico y ellos eran las víctimas de sus propias emociones incontrolables y destructivas. Las acciones que ellos cometían para asegurar un pobre sustento para sus familias podría llevarlos a los tormentos terribles de renacer como fantasmas hambrientos, seres de los infiernos calientes o helados o animales… ¿cómo podría yo saberlo? Les dedico la energía positiva de mis acciones encomiables, para que puedan encontrar paz mental finalmente.

Al hablar con la psicóloga de hospital Bellevue, ¿cómo poder explicarle que el entendimiento del karma que desarrollé en prisión me había liberado de la insoportable carga de las emociones negativas? Por ello, yo siento gratitud por aquellos que me torturaron. Ellos me enseñaron paciencia, compasión incondicional e imparcialidad más que cualquiera de mis Maestros. Cada día expreso mis bueno deseos por ellos y les ofrezco mis plegarias para que se liberen de los estados mentales dañados por el odio y la ira. ¿La psicóloga frente a mí, habrá oído alguna vez sobre el karma? Dudo que haya sido parte de sus estudios. Si hubiera sido así, ella se habría expresado de otra manera.

La ley del karma implica que debemos asumir la responsabilidad compartida de lo que nos pasa. Esto es más fácil en el caso de la felicidad y cuando ocurren desarrollos positivos en nuestra vida. Pero, en la adversidad encuentro una fuente de profunda sabiduría. Me ha permitido hacerme amigo de aquello que de otra manera hubiera considerado malo y por ello lo hubiera rechazado. Como dice una de las enseñanzas fundamentales en las cuales medité durante mi entrenamiento en el monasterio:

Cuando el contenedor y el contenido están llenos de negatividad,

Trasforma la fortuna adversa en el camino del despertar.

Usa todas las circunstancias inmediatas en la meditación.

Por ello, he aceptado completamente la idea de que yo creé las causas de mi detención a través de acciones, cuya esencia maduró en esta vida y estoy complacido de haber limpiado estas negatividades. Ese tipo de actitud ha trasformado la forma en que veo a aquellos que me trataron brutalmente con inimaginable barbarie. A través del sufrimiento que me infligieron, ellos crearon las condiciones necesarias para mi trasformación. ¿Cómo, entonces, podría yo no sentir infinita gratitud por ellos?

-

Extracto de su libro La Meditación Salvó Mi Vida. Copyright © 2014 by Le Cherche Midi Éditeur. English-language copyright © 2017 by New World Library. www.NewWorldLibrary.com


Escrito por


Publicado en

Medios hábiles

Sobre la felicidad, el sufrimiento y la liberación. Preguntas y sugerencias: rodrigo@nosabemosnada.com